El mundo cambió y obligó a todos los sectores a cambiar, a reinventarse, a reflexionar en la manera como habitualmente se han hecho las cosas y en la necesidad de apuntar a cambios que respondan a estos nuevos retos.
El sector salud no fue la excepción y hoy debe responder a esta nueva necesidad pensando en el impacto que tienen estos cambios para el mundo entero. No solo la pandemia SARS-CoV2-COVID 19 ha motivado esta reflexión. Los huracanes y otros desastres naturales, y sociales han puesto de presente las debilidades y limitaciones que percibe como protagonista el talento humano en salud para afrontar estas dificultades; algunas de tipo académico, otras relacionadas con la dignidad profesional y los derechos laborales, otras con la afectación de la bioseguridad y autoprotección ante la gran vulnerabilidad, y no menos importante la afectación en el bienestar que conlleva el exceso de trabajo y el sufrimiento del otro en condiciones a veces precarias.